Fuente: fotocasas
No hay duda de que hasta ahora el mercado financiero ha disfrutado de los tipos de interés más bajos de su historia, hecho que ha permitido que la contratación de hipotecas a interés variable estuviera a la orden del día. Sin embargo, la tendencia ahora es bien diferente: los tipos de interés suben como la espuma y el Euribor no para de dar sustos mes a mes. Y las previsiones no apuntan a cambios...
Ante esta situación, los bancos, cajas y demás entidades de crédito han empezado a tomar precauciones y muchos de ellos han cambiado su política hipotecaria: comienzan a señalar a sus clientes las ventajas de desvincular los préstamos del Euribor. Tal vez haya llegado el momento de volver a los préstamos a interés fijo o mixto. Centrémonos en los primeros.
Sin sobresaltos
Una hipoteca a interés fijo es aquélla que mantiene el mismo tipo de interés durante toda su vida, por lo que la cuota mensual que el cliente debe pagar es invariable. Se convierte, de este modo, en la mejor opción para aquéllos que no quieran sufrir sobresaltos económicos a lo largo de la vida del préstamo contratado.
También tiene sus inconvenientes
Pero si ventajoso es contar con una cuota invariable que no se vea afectada por los cambios del mercado (que parece ir al alza), este mismo hecho puede transformarse en inconveniente por tres razones:
Si los tipos de interés disminuyen, la cuota no se verá reducida, por lo que puede ocurrir que el titular del préstamo pague un precio superior al del mercado.
Al no tener repercusión la evolución de los tipos de interés, las entidades limitan los plazos de amortización, que son mucho menores (por lo general, es de 15 años).
Las comisiones de cancelación parcial y total son mayores porque la Ley no establece a las entidad una comisión máxima para este tipo de operaciones.
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